¿ES UN REGALO? Clic aquí y agrega "envolver para regalo"
DESPACHOS:
Durante el proceso de compra se te informará de los gastos de envío que serán calculados de forma automática en función del domicilio de entrega. Estos gastos son por el total de tu compra, por ejemplo, si compras el plan de tres meses se te cobrará por los tres meses en ese momento.
Revisa toda la información relacionada con los tiempos de despachos aquí.
¿Tienes dudas? Escríbenos a hola@bibliobox.cl o haciendo CLICK ACÁ
Delicadeza y contundencia en una obra capital de la narrativa contemporánea
Como dice de ella Elvira Lindo en el prólogo, El corazón es un cazador solitario es “un concentrado explosivo de pasiones que nos sacude desde la primera línea”.
La autora solo tenía 23 años cuando creó a estos personajes y describió con una prosa deslumbrante una historia de olvidados, de apartados, de perdedores, complejos y contradictorios, una historia de la violencia que genera la miseria, del amor que crece a pesar de todo como una hermosa flor en un lodazal.
McCullers comprende y jamás juzga, golpea con firmeza la estabilidad del lector a través de giros de guion y callejones literarios sin salida a los que empuja a personajes con los que empiezas a encariñarte.
Centrada en el ambiente de una pequeña ciudad sureña y en un grupo de personas que —en torno a la figura emblemática del sordomundo John Singer, el personaje más conseguido de esta genial autora— tienen en común la esencial soledad, su marginalidad y el rechazo de una sociedad que les ignora.
Leyendo El corazón es un cazador solitario el lector no puede evitar implicarse con cada uno de sus personajes y vibra ante la experiencia de seguir a Carson McCullers en su viaje por las profundidades del alma humana.
Esta pieza maestra justifica sobradamente las palabras que Graham Greene escribió acerca de su autora: «Carson McCullers y quizá William Faulkner son, tras la muerte de D. H. Lawrence, los únicos escritores con una sensibilidad poética original. Prefiero Carson McCullers a William Faulkner porque escribe de modo más claro; la prefiero a D. H. Lawrence porque no tiene mensaje.»